Alejandra Cazal Ferreira[1]
Resumen
El presente trabajo es un intento de construir conocimiento y comunidades a partir del diálogo entre diferentes actores sociales, la inserción y visibilización de aquellos saberes no validados por la ciencia occidental que nos ha marcada desde hace siglos. Desde 2010 hemos conformado una red de productores locales, académicos, investigadores, consumidores y estudiantes que buscamos fortalecer la soberanía alimentaria de la zona norte de Quintana Roo. Por un lado, consumimos productos locales subutilizados, algunos de ellos endémicos; por otro, como grupo cada año desde 2017 nos capacitamos en temas relevantes y de interés para todos en la red. El presente trabajo muestra el camino de esta red, sus aciertos y dificultades. Sin duda una construcción del día a día que resiste al modelo de desarrollo económico dominante y promueve la soberanía alimentaria, el comercio justo y solidario, reconoce el conocimiento tradicional, transversal e interdisciplinario, fomenta buenas prácticas ambientales y construye comunidad.
Palabras clave: Soberanía alimentaria, decolonización, saberes tradicionales, interculturalidad
Summary
The present work is an attempt to build knowledge and communities from the dialogue between different social actors, the insertion and visibility of those knowledge not validated by western science that has marked us for centuries. Since 2010 we have formed a network of local producers, academics, researchers, consumers and students who seek to strengthen food sovereignty in the northern area of Quintana Roo. Usually, we consume local underutilized products, some of them endemic; on the other, as a group every year since 2017 we train on relevant topics of interest to everyone online. The present work shows the path of this network, its successes and difficulties. Without a doubt, a day-to-day construction that resists the dominant economic development model and promotes food sovereignty, fair and solidary trade, recognizes traditional, transversal and interdisciplinary knowledge, fosters good environmental practices and builds community.
Keywords: Food sovereignty, decolonization, traditional knowledge, intercultural
El discurso decolonial, el trabajo intercultural e interdisciplinario
El presente trabajo es un intento de construir conocimiento y comunidades a partir del diálogo entre diferentes actores sociales, la inserción y visibilización de aquellos saberes no validados por la ciencia occidental que nos ha marcada desde hace siglos. No es desobediencia epistémica es resignificar y reconocer los saberes locales. El diálogo con el “otro” ese que ha estado invisible cientos de años. Ese, que soy yo pero que al ser colonizado no reconozco. “La colonialidad de saber se fundamenta en las epistemologías occidentales y las formas de producir conocimiento, ligadas a las necesidades cognitivas del capitalismo” (Palma y Fernández, 2019, p.12).
Desde el 2010 hemos compartido trabajos de investigación y de intervención junto con algunas comunidades de la zona norte de Quintana Roo. En este camino, se han consolidado encuentros para compartir conocimientos entre productores mayas y profesoras y profesores de la Universidad del Caribe. Nos parece importante relatar la experiencia de casi diez años caminando juntos, construyendo y deconstruyendo significados y conocimientos que den cuenta lo que la conquista opacó. A partir de la conquista y con mayor fuerza con el modelo de desarrollo capitalista y sus prácticas extractivistas han invisibilizado y en ocasiones borrado de mil y una formas los otros discursos, las otras formas de estar, ver y comprender el mundo. Han sido los saberes hegemónicos que se nos han impuesto desde pequeños y que es difícil despojarse de ellos. ¿Cómo se construyó y se dio la concepción del mundo rural y todo lo que implica? ¿Qué elementos teóricos y discurso hegemónico se impuso en la multiplicidad de visiones del México rural?
En este sentido, “para Castro-Gómez (2005), el imaginario sobre un mundo social, ‘subalterno’, (oriental, negro, indio, campesino) fue producto de las ciencias sociales modernas, espacio desde donde fue posible: primero, legitimar el poder imperial; segundo, crear los paradigmas epistemológicos de las ciencias sociales; y tercero, generar identidades entre colonizadores y colonizados” (Palma y Fernández, 2019, p.12). Las ideas y los discursos sobre América Latina han permeado en una geopolítica que para Mignolo (2005) está clara: la idea de América y de América Latina podía justificarse dentro del marco filosófico de la modernidad europea, incluso cuando las voces de esa justificación provenían de los criollos descendientes de europeos que habitaban las colonias y compartían el punto de vista de los españoles o los portugueses.
Los saberes no reconocidos por la historia y occidente de las comunidades indígenas han empujado una discusión en diversos ámbitos y de igual forma en el mundo académico. Este pensamiento decolonial “propone un cambio en la geografía de la razón, propone un proceso de resignificación, tanto en la elaboración de una comprensión crítica de la diferencia epistémica colonial, como en la formación y transformación del sistema mundo moderno/colonial en zonas “periféricas”, como América Latina” (Paz V. Donoso M. 2014). La mirada occidental ha limitado el diálogo de saberes, el trabajo intercultural y la producción de conocimientos locales necesarios para resolver problemáticas socioambientales y generar opciones de cambio y oportunidad. Somos los educados a partir de los metarrelatos de Occidente quienes debemos deconstruir y resignificar conocimientos pues las comunidades valoran sus saberes que en ocasiones son considerados ingenuos o jerárquicamente inferiores a los estándares de la ciencia. Estos saberes diferenciales locales y regionales, los saberes indígenas, los campesinos, los saberes subyugados y los emergentes que, desde distintas ópticas ven al territorio y a la naturaleza como espacios de elaboración y reelaboración de la identidad, la historia y la memoria colectiva.
De ahí, la importancia de considerar el enfoque intercultural como una apuesta no sólo al reconocimiento y producción de conocimientos sino también como propuesta de generadoras políticas públicas para México. “Este conjunto altamente heterogéneo de conceptos y enfoques que recurren a la interculturalidad y a la diversidad cultural, como ejes paradigmáticos de un nuevo tipo de pensamiento académico, político o pedagógico” (Fornet Betancourt, 2004). La interculturalidad es una apuesta para una mejor convivencia social desde la diversidad en los ámbitos público, político y sin duda académico. Un replanteamiento epistemológico incluyente, con una visión donde la diferencia, la diversidad de saberes, conocimientos y la igualdad no se contraponen. Esta lucha de tener derecho a derechos y el empoderamiento de grupos vulnerables cae a cuenta y dan pertinencia de nuestro trabajo en comunidad.
De acuerdo con el enfoque intercultural apostamos a entender el mundo desde todos los aspectos. La construcción del conocimiento y la ciencia desde América Latina, desde sus comunidades originarias. Se valora y rescata los saberes tradicionales, se crean vínculos fuertes donde el respeto hacia la diferencia es fundamental. Aceptar la diversidad en la producción de conocimientos permite reconocer que la ciencia occidental no es la única por lo que es importante dejar de considerarlo como metarrelato único y válido. La ciencia, la imposición de lo verdadero, la obligación de verdad, los procedimientos ritualizados para producirla atraviesan completamente toda la sociedad occidental desde hace milenios y se han universalizado en la actualidad para convertirse en la ley general de toda civilización (Foucautl,1992). Frente a esto, consideramos que estamos en el camino donde la suma de voluntades y acuerdos permiten construir nuevos puentes de acceso y reconocimiento a los conocimientos locales en una mezcla con los conocimientos de occidente de las y los profesores de las universidades que han participado en este proceso. Una perspectiva crítica que hace visible la condición de desigualdad y asume el reto de generar nuevas estrategias discursivas en favor de la interculturalidad y el conocimiento local.
Una forma diferente de mirarnos: Proyecto Tianguis del Mayab
En la Universidad del Caribe, institución pública de la Ciudad de Cancún, a partir de investigadores que pertenecen a los Departamentos de Desarrollo Humano, Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería comenzaron en noviembre del 2010 a esbozar la investigación denominada “La Cultura Alimenticia Sustentable en la Universidad del Caribe” como una respuesta a la problemática ambiental y socioeconómica que viven muchas comunidades rurales mayas del estado de Quintana Roo. Siempre que se piensa en Quintana Roo acude al imaginario Cancún, la Riviera Maya, sol y playa. Si bien esto es una realidad para el estado, existen múltiples escenarios invisibles tales como los pescadores y los campesinos de la zona maya de Quintana Roo.
El Tianguis del Mayab es un proyecto que ha promovido el desarrollo local, un camino que nos permite como grupo de trabajo: productores, Universidad del Caribe, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos y consumidores crear un sistema que se encadene y valore la importancia que guarda la relación entre lo urbano y rural y hacen visible los factores locales que enmarcan los ámbitos económico, ecológico, político administrativo y sociocultural de cada actor. El proyecto Tianguis del Mayab está integrado por la participación de varios actores: Doce productores orgánicos que tienen en sus huertos familiares una producción libre de pesticidas y agroquímicos, cuentan con semilleros y trabajan sus compostas. Algunos de los productos que tienen son: jitomate, naranja, chayote, chile habanero y serrano, aguacate, rábano, epazote, chayote, papa voladora, nopal, macal, yuca, chaya, pepino, maíz, semillas, composta y plantas de ornato, frijol, hierba santa, caimito, Miami, pimienta, papaya, chaya, maíz, maracuyá, semillas.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas ha desempeñado un papel fundamental en este proceso. La capacitación permanente a los productores sobre la producción orgánica y el acompañamiento se ha sostenido por al menos cuatro años. Asimismo, es la CONANP la que ha bajado recursos económicos a las comunidades para que dicha capacitación pueda operarse de forma adecuada y siguiendo las normas y lineamientos de la producción orgánica. La Red Nacional de Tianguis y Mercados Orgánicos: que a través de la participación de investigadores de probado prestigio y reconocimiento en el ámbito académico nacional han acompañado, asesorado, capacitado y asistido técnicamente al equipo de investigación. Asimismo, en el 2011 nos fue entregada la constancia como miembros activos de la Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos.
La Universidad del Caribe: a través de la integración del equipo de investigación interdisciplinario con nueve profesores provenientes de diferentes programas educativos: Desarrollo Humano y Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería a los que se sumaron ocho estudiantes que realizaron su servicio social. Asimismo, profesores de la Universidad capacitaron a los productores en talleres de: 1. Producción de mermelada y conservas orgánicas, 2. Seguridad e higiene en la preparación de los alimentos y, 3. Etiquetado y embalaje. Esto con la finalidad de que la apertura del tianguis ofrezca mayor diversidad de producción, asignación de precio justo y solidario de los productos y alimentos a ofrecer al consumidor, empaque, etiquetado orgánico.
El 15 de septiembre de 2011 fue la inauguración del Tianguis del Mayab que se presentó a la comunidad universitaria y a funcionarios del Municipio. Consideramos que el proyecto es de suma importancia pues contribuye a promover los estatutos éticos de la sustentabilidad. La investigación tiene como meta la organización de una red local de productores orgánicos que habrá de incorporarse poco a poco al Tianguis del Mayab. El reto al que nos enfrentamos constantemente es conocer y valorar las potencialidades locales, así como, lograr que todos los actores que estamos inmersos en este proyecto establezcamos vínculos que nos permitan construir acuerdos para fortalecer nuestras relaciones y comunicarnos efectivamente al interior y aprovechar las externalidades sin atentar contra nuestra estructura básica.
Este trabajo interdisciplinario, horizontal entre todos los actores que participamos ha permanecido en el tempo por casi ocho años. Han ocurrido muchos retos y altibajos en la forma en la que nos estamos organizando constantemente. Sin duda algo muy positivo es que seguimos con la certeza de que el desarrollo local, la promoción a la soberanía alimentaria y el cuidado del medio ambiente y la cultura es esencial y creemos que vamos construyendo juntos.
Promover la Soberanía alimentaria: Rescatar y recatar los productos alimenticios subutilizados y la cultura gastronómica local
Uno de los conceptos centrales a trabajar fue el de la soberanía alimentaria. Concepto que se enfoca en salvaguardar la producción local y el conocimiento tradicional. El tema de la soberanía alimentaria es de suma importancia para la de los ecosistemas. Durante el encuentro del 2012 en Buenos Aires se presenta el término de Soberanía Alimentaria como una propuesta de varias organizaciones de la sociedad civil; el concepto descansa sobre seis pilares: “1) Se centra en alimentos para los pueblos: a) Pone la necesidad de alimentación de las personas en el centro de las políticas. b) Insiste en que la comida es algo más que una mercancía. 2) Valores de los proveedores de alimentos: a) Apoya modos de vida sostenibles. b) Respeta el trabajo de todos los proveedores de alimentos. 3) Localiza los sistemas alimentarios: a) Reduce la distancia entre proveedores y consumidores de alimentos. b) Rechaza el dumping y la asistencia alimentaria inapropiada. c) Resiste la dependencia de corporaciones remotas e irresponsables. 4) Sitúa el control a nivel local: a) Localiza los lugares de control en manos de proveedores locales de alimentos. b) Reconoce la necesidad de habitar y compartir territorios. c) Rechaza la privatización de los recursos naturales. 5) Promueve el conocimiento y las habilidades: a) Se basa en los conocimientos tradicionales. b) Utiliza la investigación para apoyar y transmitir este conocimiento a generaciones futuras. c) Rechaza las tecnologías que atentan contra los sistemas alimentarios locales. 6. Es compatible con la naturaleza: a) Maximiza las contribuciones de los ecosistemas. b) Mejora la capacidad de recuperación. c) Rechaza el uso intensivo de energías, de monocultivo industrializado y demás métodos destructivos” (Food Secure Canada, 2012). Por lo anterior, el tianguis recibe una vez a la semana a productores locales, con recetas y saberes tradicionales con la mayoría ingredientes locales.
Impulsar un comercio justo y solidario para los productores y consumidores
Una de las grandes dificultades que vive día a día el campesino es la venta de su producto que lo da a muy bajo costo a intermediarios quienes terminan por obtener la mayor ganancia económica. El trabajo del productor es poco valorado y reconocido por el gobierno y en general por las personas que habitan las ciudades. Incorporar a productores con una agricultura basada en técnicas tradicionales y agroecológicas es muy difícil. El mercado justo es prácticamente imposible para los productores de baja escala, para los campesinos e indígenas que se dedican a esta actividad. Enfrentan problemas cuando una vez hecha la cosecha el excedente lo quieren vender a un precio que refleje realmente el costo de toda la actividad que realizan. En la mayoría de los casos incluso no pueden acceder al sistema de comercio pues no son considerados. El mercado prefiere al productor de monocultivo con un proceso mecanizado y un volumen alto de producción que solvente la demanda del producto en el centro comercial o mercado de la ciudad. En este sentido, la realidad es que muchos de los productos que prefieren comprar son los convencionales por encima de los locales en detrimento de la soberanía alimentaria local.
Fomentar una alimentación sana
Los problemas al que nos enfrentamos la humanidad en temas de alimentación son por un lado el acceso de alimentos a las personas y por otro, a la calidad de los mismos. “La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave según la escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES). Si bien la inseguridad alimentaria grave está asociada al concepto del hambre, las personas aquejadas de inseguridad alimentaria moderada padecen incertidumbre en cuanto a su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a aceptar menos calidad o cantidad en los alimentos que consume” (FAO. 2019). Pareciera que los alimentos procesados llegaron para quedarse. Los aditivos, colorantes, transgénicos y agrotóxicos forman parte de nuestra dieta cotidiana sin siquiera esta conscientes de esto. En la actualidad se sigue estudiando los efectos en la salud humana. Es importante reeducar a la población, a los niños y las niñas a comer saludablemente, elegir producto local y tomar decisiones de un alimento sobre otro a partir de ofrecerles información y conocimiento sobre las consecuencias a la salud
El sobrepeso y la obesidad siguen aumentando en todas las regiones, especialmente entre los niños en edad escolar y los adultos. En 2018 se calculó que el sobrepeso afectaba a 40 millones de niños menores de cinco años. En 2016, 131 millones de niños entre cinco y nueve años, 207 millones de adolescentes y 2 000 millones de adultos padecían sobrepeso. Casi un tercio de los adolescentes y adultos que padecen sobrepeso, y el 44% de niños entre cinco y nueve años que también lo padecen, eran obesos. Los costos económicos de la malnutrición son abrumadores (FAO, 2019)
Es importante incentivar la investigación en término de funcionalidad e información nutrimental de los productos locales de cada región que promueva la agricultura de dichos productos e incentive la economía local y permita al consumidor tomar decisiones en beneficio de su salud.
Procurar el medio ambiente
La agricultura a baja escala utiliza técnicas tradicionales que no dañan al medio ambiente. En principio no utiliza agrotóxicos, ni herbicidas. Sabemos que estos químicos provocan contaminación al suelo, los mantos freáticos y al producto que una vez cosechado llega a la boca de los consumidores. Los efectos de estos químicos están probados: causan efectos en la salud de las personas. También es cierto que estos químicos provocan una desertificación de la tierra, volviéndola infértil a los pocos años y obligando a la campesina (o) a buscar territorio para quitar la cobertura vegetal y volver a sembrar. Esto tiene un impacto de deforestación importante en nuestro país. El conocimiento de la campesina (o) indígena es importante; pues sabe que se debe recolectar la mejor semilla para la siguiente siembra que forma parte del proceso y el ciclo. Debido a esta buena práctica es que no dependen de las semillas tratadas que generan una dependencia y un costo económico.
Los pueblos indígenas, que constituyen sólo el 5% de la población mundial, son, sin embargo, custodios clave del medio ambiente. El 28% de la superficie terrestre del planeta, incluidas algunas de las zonas forestales más intactas a nivel ecológico y con mayor biodiversidad, son gestionadas principalmente por pueblos, familias, pequeños campesinos y comunidades locales indígenas (FAO, 2019).
El conocimiento ancestral ha sido descalificado pues no cubre con los estándares científicos, además, está en contra del modelo de desarrollo capitalista donde los volúmenes de productos alimenticios en un mundo consumista la agricultura a baja escala no tiene cabida. Por lo que también contribuye a mitigar el cambio climático y garantiza una buena salud para el que va a comer dichos productos.
Construcción de conocimiento entre los actores
Al paso del tiempo que el tianguis fue haciendo presencia semanalmente en las instalaciones de la Universidad comenzamos a observar que se ofrecían a la venta productos locales cuyo nombre, sabor, consistencia y modo de preparación desconocíamos. Consideramos necesario comenzar una nueva investigación. En el proyecto participaron la cocinera tradicional Addy Pech, productora y participante del Tianguis del Mayab, una nutrióloga, un chef y una socióloga. El objetivo general fue rescatar e innovar las recetas tradicionales hechas con productos locales subutilizados en las comunidades mayas de Quintana Roo integrantes del Tianguis del Mayab.
Los productos locales que son subutilizados, se están perdiendo porque cada vez se consumen menos y, por lo tanto, se han dejado de sembrar; asimismo, se hizo un registro vivo de recetas tradicionales con los productos y, por consiguiente, una innovación de los mismos. Los objetivos particulares de dicha investigación fueron: 1. Rescatar recetas tradicionales con productos locales subutilizados; 2. Innovar recetas con dichos productos para que las personas de la ciudad puedan conocerlos, probarlos y comprarlos; 3. Fomentar la soberanía alimentaria de nuestro estado; 4. Promover el medio ambiente con prácticas agrícolas sustentables; 5. Generar un catálogo de productos locales subutilizados con información sobre sus características nutrimentales y funcionales; y 6. Rescatar los saberes tradicionales y culturales con respecto a la alimentación y productos de las localidades mayas de la zona norte de Quintana Roo.
Este proyecto interdisciplinario e intercultural comenzó en 2018 y concluyo la publicación en un libro en 2020 titulado Rescate e innovación de recetas tradicionales con productos locales subutilizados en la zona norte de Quintana Roo: Cultura, nutrición y medio ambiente. La contribución de este proyecto al proceso de decolonización, fue poner en el centro, el trabajo y la historia que se narra, como diría Foucault, desde las resistencias: los que aparecen en los márgenes de la historia, esos otros espacios que se yuxtaponen al metarrelato y permanecen en el tiempo. Por esto, el rescate de recetas tradicionales con productos locales subutilizados tiene tanta pertinencia. Hay que revalorizar esos productos y los conocimientos que quedaron y persistieron con el paso del tiempo bajo el consumo de las comunidades donde se guardaron las historias y continuaron. Reconocer los rituales, los productos que dejaron de sembrarse y que quedaron resguardados por la selva esperando ser nuevamente reconocidos e incorporados en la alimentación. Hacer valer este vínculo es muy importante para debilitar la cultura del consumo de alimentos chatarra, procesados y atiborrados de químicos que enferman y poco aportan a una alimentación sana. Recuperar el consumo de los productos locales fomenta la soberanía alimentaria local, empodera los conocimientos tradicionales y genera cambios en los hábitos alimenticios de la población local que vive en la ciudad
Capacitación interdisciplinaria e intercultural y construcción en la forma de organizarnos
Desde el año 2014 hemos realizado trabajos de gran aliento entre los productores, profesoras y profesores de la Universidad del Caribe, Comisión Nacional de áreas Naturales Protegidas y compañeras de otros tianguis orgánicos de México con quienes conformamos una RED. Estos trabajos nos han permitido reflexionar sobre diversos temas, problemáticas que consideramos importante encarar de manera colectiva. El poco apoyo del Gobierno al campo mexicano. Tenemos un campo abandonado, donde los campesinos (en peligro de extinción) tienen que migrar a otras localidades en busca de empleos que en muchas ocasiones son mal pagados y que generan impactos negativos en las comunidades, la cultura y los hábitos de las personas. Una política pública agraria enfocada a la producción basada en el monocultivo, la aplicación de agroquímicos y de semillas tratadas. Un inminente riesgo de la entrada del cultivo transgénico que afecta de manera determinante a la biodiversidad del entorno, vuelve invisible los saberes y los conocimientos tradicionales, los cultivos rotatorios de diversidad en hortalizas y productos locales que parecen condenados a desaparecer muchos de ellos.
Profundiza la dicotomía entre el campo y la ciudad. Idea que separa y no permite concebir un mundo integral donde uno depende del otro, se complementa y permita la búsqueda de la soberanía alimentaria, tema que nos convoca y nos mueve a trabajar. Por lo anterior, bajo los conceptos ya expuestos de soberanía alimentaria, sustentabilidad y desarrollo local hemos tomado la iniciativa de realizar encuentros de saberes donde el/la investigadora, el/la académica, las/los productores y estudiantes de la Universidad del Caribe nos reunimos a reflexionar, dialogar, compartir experiencias y saberes sobre temáticas de interés común para poder generar acuerdos, compromisos y cambios en la forma de trabajar.
Hemos realizado tres encuentros de productores, académicos, estudiantes y consumidores. Los objetivos del encuentro fueron: Intercambiar saberes, conocimientos y experiencias de las personas que participan de las iniciativas alimentarias y de cuidado de semillas, poniendo el acento en sus motivaciones, principales retos, logros, prácticas, formas de funcionamiento, vinculaciones y financiamientos; compartir herramientas prácticas vinculadas a la creación y funcionamiento de mercados locales comunitarios, sistemas justos de comercialización y sistemas participativos de garantía; y crear un espacio de intercambio y articulación de las iniciativas (talleres, tianguis, ferias, comercialización, saberes) que fortalezca las capacidades locales.
El primero2017 llevó como título Eencuentro peninsular de iniciativas en torno a la alimentación y el cuidado de las semillas nativas. “Soberanía alimentaria para el desarrollo local”. El encuentro fue muy enriquecedor, sin embargo, no se consultó a los productores sobre sus necesidades e intereses para dialogar y compartir. Fue un encuentro donde la participación en los talleres fue exclusivamente de especialistas académicos hacia los productores. A partir de este encuentro la reflexión fue la necesidad de transversalizar el conocimiento. Conocer las necesidades de los diversos actores, e incluir a los especialistas no académicos. El segundoencuentro 2018 entre Productores de Quintana Roo.
El punto de partida fue el consumo local o economía local, esto hace referencia al esfuerzo colaborativo para construir economías basadas en productos de la localidad, o región. Específicamente en el ámbito de la alimentación, hace referencia a la producción, procesamiento, distribución y consumo integrados para mejorar la economía, medio ambiente, salud y relaciones sociales de un lugar en particular y se considera parte de un movimiento más amplio, como es el del movimiento sostenible. Movimiento que forma parte de uno de los ejes clave del Tianguis del Mayab y que hoy trasciende a nivel internacional mucho más gracias a la agenda 2030 que señala los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con los que el Estado de Quintana Roo recientemente se comprometió.
Pensando en el desarrollo local o endógeno es que se estableció el compromiso de continuar con los trabajos de capacitación al interior del grupo de trabajo e incorporar nuevamente a productores del estado de Quintana Roo. El papel de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas aliado número uno en este proceso de largo aliento ha sido y es medular. Para organizar el tercer encuentro de productores 2019 se hizo una reunión entre todos los actores y se definió las necesidades del grupo y las fortalezas en el conocimiento que podrían compartirse. Los integrantes del Tianguis se capacitaron entre ellos, compartiendo sus saberes tradicionales. Se impartió el taller de apicultura orgánica y se acercaron varios grupos a tomar el taller. Asimismo, hombres y mujeres de otras comunidades mayas impartieron pláticas a las y los integrantes del tianguis del Mayab: 1. Plática sobre los sellos colectivos de Kalakmul trabajados por la comunidad de Kalakmul y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. 2. Plática sobre meliponicultura por Benjamín Euan productor de miel melipona. 3. Taller sobre la discusión de transgénicos en la actualidad.
La universidad invitó a partir de las necesidades detectadas a académicos para impartir los talleres: 1. Taller sobre los efectos de los agrotóxicos en la actividad apícola 2. Taller de soberanía alimentaria. Construir entre todos. El encuentro fue más transversal, intercultural, interdisciplinario y participativo. El proceso de decolonización es lento, complejo y requiere mucho trabajo en colectivo. Pláticas de productor a productor-consumidor-estudiante-académico. Estos tres encuentros nos han permitido reflexionar sobre aquello que permitiría una comunicación intercultural (Quijano, 2007), entendida como una comunicación interepistémica (Mignolo, 2010). Lo anterior implica nuevas significaciones e intercambio de experiencias, que sirven de base para una nueva racionalidad (Quijano, 2007).
Este espacio se piensa conservar pues resulta enriquecedor en todos los sentidos para fortalecer el desarrollo local y la soberanía alimentaria. El trabajo ha quedado en pausa durante la pandemia. Sin embargo, es importante señalar que seguimos organizándonos por lo que surgió la inquietud y necesidad de los y las productoras de conformarse en una cooperativa. Esto habla de un proceso de autogestión. Desde hace dos meses de manera virtual hemos contactado y tenido un taller de lo que significa convertir el Tianguis del Mayab en una cooperativa. En este punto estamos, seguimos trabajando y creciendo en varios sentidos.
Reflexiones finales
La construcción de comunidades y soberanías es responsabilidad de todos. En principio es importante hacer un trabajo personal donde hagamos conciencia la forma en que hemos sido educados, desde que paradigmas. A partir de ahí, hacer una reflexión en torno a lo que consideremos parte de nuestras concepciones científicas y académicas. Al mismo tiempo debemos reconocer, escuchar, aprender y valorar los otros conocimientos. Este primer paso, es el inicio de la interdisciplina. Poner en suspenso el conocimiento colonial hegemónico para valorar y reconocer de igual a igual los diferentes conocimientos permitirá gestar nuevas formas de mirar, comprender y reelaborar el mundo donde el tejido y la construcción de comunidad sea un referente. Sabremos así reconocer nuestras necesidades y fortalezas para gestionar proyectos incluyentes que fomenten la soberanía local y nos haga menos dependiente del exterior. Esto implica sin duda alguna, cambiar hábitos, ser respetuosos, y aprender a caminar juntos desde la diferencia.
En la universidad del Caribe a partir del proyecto del Tianguis del Mayab desde hace ya diez años la comunidad universitaria y local estamos en un proceso de valorar los saberes tradicionales que en ocasiones son considerados ingenuos o jerárquicamente inferiores a los estándares de la ciencia. Es un reto día a día hacer interdisciplina, reforzar el diálogo y compartir saberes. Una parte importante a destacar es que desde el 2011 a marzo del 2019 han realizado su servicio social más de 15 estudiantes de todas las carreras de la Universidad del Caribe. Estamos sensibilizando y promoviendo una manera diferente de ver y ser en comunidad. Asimismo, estamos concientizando e impactando en valores y actitudes de responsabilidad social y ambiental en nuestros estudiantes.
Además del trabajo de investigación realizado del 2018 al 2020 sobre el rescate e innovación de recetas tradicionales con productos locales subutilizados, hemos iniciado un nuevo trabajo. Sin embargo, vemos la totalidad como un proceso. En un primer momento, se trabajó con las comunidades de Lázaro Cárdenas para que tuvieran un espacio en el Tianguis del Mayab para vender sus productos y contribuir a mejorar su calidad de vida. En un segundo momento, rescatar los productos locales subutilizados y contribuir a la soberanía alimentaria. Actualmente, estamos trabajando junto con dos investigadoras de la Universidad Benemérita de Puebla para hacer un proyecto de transferencia de conocimiento de los productos subutilizados con recetas sencillas para niños y niñas. El proyecto tiene como intención enseñarles a los y las niñas a reconocer nuestros productos, saber cómo prepararlos. Esperamos que esto tenga repercusión en cerrar el ciclo y comenzar a consumir estos productos, y, por tanto, que también se sigan sembrando.
Referencias bibliográficas
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FAO (2019). Cinco maneras en que los pueblos indígenas ayudan al mundo a alcanzar el Hambre Cero. 29/06/2020.
FAO, UNICEF. (2019). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. 25/06/2020.
Foucault, M. (1992). Microfísica del poder. España. La Piqueta
Fornet, R. (2004). Reflexiones de Raúl Fornet Betancourt sobre el concepto de Interculturalidad. México: Consorcio Intercultural.
Mignolo D. (2005). La idea de América Latina. Barcelona: GEDISA
Palma, P. y Fernández, Á. (2019). Decolonialismo epistémico: hacia la definición de una investigación social en clave decolonial. En Educación e Interculturalidad: Aproximación crítica y decolonial en contexto indígena (12-28). Chile: Ediciones Universidad Católica de Temuco.
Paz, V. y Donoso, M. (2013). Pensamiento decolonial en Walter Mignolo: América Latina: ¿transformación de la geopolítica del conocimiento? Temas de Nuestra América, 30, 45-56.
Quintriqueo, S. y Quilaqueo, D. (2019). Educación e Interculturalidad: Aproximación crítica y decolonial en contexto indígena. Chile: Universidad Católica de Temuco.
[1] Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana de México. Profesora de tiempo completo de la Universidad del Caribe, Quintana Roo, México.